Tras su periplo turco durante el último trimestre de 2012, la madrileña dejó la disciplina de Tarsus no por motivos profesionales ya que promediaba 13,5 puntos en un club asentado en la Liga y que además jugaba Euroliga sino porque no se encontraba cómoda con la situación en la que se encontraba el club.
Como ella dice en una entrevista concedida a El País: “Me sorprendió que las primas se repartían por jerarquías y según el presidente considerara quién había aportado más o menos. Era un examen continuo. No creo que tengamos que vivir bajo un palo…” y sobre todo por la incomodidad de las viajes ya que “El pabellón estaba en obras para los Juegos del Mediterráneo y todos los partidos los jugábamos fuera. Hemos hecho viajes de 18 horas en autobús”
Por eso, decidió rescindir el contrato, tomarse un tiempo para ella y sobre todo pensar, pensar en seguir jugando y llegar al Europeo de Francia que se disputará este verano o dejarlo todo debido a los continuos dolores que sufre (fruto de los 22 años jugando en la élite del baloncesto) y que lleva arrastrando años y años (su última lesión fue la rotura de sus dos muñecas). Ya en Madrid, cerca de los suyos llamó a la puerta de Canoe y desde Pez Volador la recibieron con los brazos abiertos para que se incorpora a la disciplina canoísta y ayudara en los entrenamientos (también ayudó a que el cuerpo médico fuera el mismo que el de la selección).
Las sensaciones fueron buenas, excelentes y el cuerpo técnico la dieron de alta como jugadora y en los dos partidos que ya ha jugado promedia 13,5 puntos, 5 rebotes, 2,5 asistencias para sumar un total de 15 de valoración por partido.
La meta de Amaya está en disputar el próximo Europeo y tras ello probablemente llegue la retirada. Eso sí, no pierde de vista las veces que ha vestido la roja y cuenta ya los partidos con España para arrebatar el récord a Marina Ferragut y sus 253 internacionalidades.
Simplemente… Amaya is back!
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Un comentario en “Amaya Valdemoro. Las viejas rockeras nunca mueren”